Tiempo de revolución es el que se vive, tiempo de buscar una realidad
concreta, para lo cual tenemos que invertir horas, días, meses y años
por encontrar alternativas que puedan ser atractivas para un comensal y
poder llamar tanto su atención hasta el punto de “desenvenenarlo” de
tanta basura mediática.
No es posible que la gente hoy en día reclame la ausencia del
sazonador de pollo cargado de glutamato monosódico o que definitivamente
se quejen de una preparación auténtica por que el centro del finísimo
filete de atún que ordenaron se encuentre tibio y crudo… hazme el favor.
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