viernes, 22 de marzo de 2013

La crisis gastronómica que no deja de avanzar

Vivimos en un país sofocado por la información, los medios masivos invaden nuestras mentes llenando la cabeza de muchas personas con basura publicitaria que solo sirve para generar compras compulsivas en masas ciegas seguidoras de una corriente que no lleva a nada.
Nuevas tendencias gastronómicas son proyectadas cual primer mundo a miles de mentes aún vírgenes en el campo de la gastronomía convenciendo que esta modernidad resulta cómoda, práctica y funcional.
Plasticidad ante todo, banalidad consumista bajo estereotipos de cocina sin fundamentos creados solo para vender.
Pero, ¿que tan permanente es esto?, ¿cuánto tiempo durará?
Hace trece años decían que esta crisis de manipulación y saturación gastronómica duraría diez años. Seguimos en la misma situación incluso peor que en el inicio.
Existen negocios fructíferos, que rompen esquemas, que presentan formidables propuestas, que por ser tan únicos, especiales y atrevidos solo duran un pequeño lapso de tiempo debido a la constante contienda frente a los monstruos vendedores de falsa gastronomía soportados hoy en día por falsos chefs que solo se fijan en la suma depositada en sus millonarias pero no eternas cuentas bancarias.
Tiempo de revolución es el que se vive, tiempo de buscar una realidad concreta, para lo cual tenemos que invertir horas, días, meses y años por encontrar alternativas que puedan ser atractivas para un comensal y poder llamar tanto su atención hasta el punto de “desenvenenarlo” de tanta basura mediática.
No es posible que la gente hoy en día reclame la ausencia del sazonador de pollo cargado de glutamato monosódico o que definitivamente se quejen de una preparación auténtica por que el centro del finísimo filete de atún que ordenaron se encuentre tibio y crudo… hazme el favor.
Pienso que la salida a todo esto es la conciencia gastronómica, y enlisto lo que para mi es fundamental y posiblemente me haga encontrar esa luz que culminará en un negocio fructífero lleno de talento y satisfacción plena:
Respeto por el ingrediente
Humanidad laboral basada en entrenamiento y constante reconocimiento
Lealtad a las preparaciones auténticas
Exploración constante y perfeccionamiento de las técnicas aplicadas
Visión de las necesidades fundamentales (no superficiales) de los comensales
Estilo y personalidad
Esto es lo que forma a un negocio auténtico que incluso podría ser catalogado hoy en día como “izquierdista” por romper esquemas de programación de las masas.
La gente hoy en día ya no busca lo real, lo verdadero y bien fundamentado, es más fácil digerir lo industrializado, sentirse moderno por comer basura de moda, no les preocupa el origen, la esencia fundamental del plato, la vida.
Hablemos de procesos que datan de mucho tiempo atrás, que prevalecen, que demuestran nuestra esencia, consumir lo correcto, corregir los malos hábitos alimenticios, preocuparse por la vida que aporta un ingrediente, respetar a los pequeños y los más jóvenes induciéndolos a comer lo correcto.
Casualmente hace poco tiempo, formado en la línea de cajas de una tienda de autoservicio, observaba a una pareja de jóvenes de no muy buenos recursos con su pequeña de no más de dos años en brazos y su selección de alimentos en la banda de cobro: sopas en vaso de polietileno para hidratar y comer (perdón pero no puedo decir marcas), refrescos de cola, salchichas, tortillas de harina, golosinas derivadas de lácteos, medallones de pollo pre-fabricados en un empaque  ”divertido” para convencer a los niños de consumirlos… penoso.
Mala orientación, mala educación, falta de interés = mala alimentación.
No solo se vive esto en bajos estratos sociales, lo más delicado es que sucede en todos los niveles y afecta directamente a nuestra gastronomía nacional y latinoamericana.
No es que sea obsesivo con el tema,  me resulta irritante saber que por falta de conciencia y cultura nuestra posición de cocineros se vea arriesgada día con día por la falta de criterio y conocimiento de un comensal.
Seguimos con este cáncer en la gastronomía, que ataca todo nuestro cuerpo de cocinero formal con males como la manipulación de los jóvenes al entusiasmarlos con carreras de gastronomía llenas de falsa información y mercadotecnia, centros comerciales llenos de imposiciones de alimentos dañinos, personas flojas y desinteresadas a mejorar su alimentación y fijarse en los ingredientes que nos hacen humanos, los programas llenos de poses y esnobismo culinario; ¿los síntomas de un caos? desempleo, abuso de parte de las empresas, los departamentos de recursos humanos inconscientes, las contrataciones esporádicas sin contratos ni prestaciones, las garantías del trabajador reducidas al mínimo.
Por eso es esta lucha, esta protesta, esta invitación a informarse y hacer algo en conjunto por una gastronomía auténtica y verdadera, no es solo por joder.
Necesitamos de bases concretas, interés, apoyo y camaradería gastronómica.
A mi me preocupa por que vivo de hacer lo correcto en una cocina, pero a todos los demás debería preocuparles que los alimentos son lo que nos da vida y si todo sigue así el único final será verdaderamente doloroso.
Ya no hay tiempo para fijarse en la fama y la pseudo cultura pop que envuelve a la gastronomía de hoy, es tiempo de actuar y formar parte de un movimiento correcto a favor de la vida.
¿Cuál es tu postura?, ¿Cuál es tu posición?

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